CDT

La Escuela Popular, hoy Colegio Presbiteriano "David Trumbull" fue la primera Escuela misionera de Chile y una de las más antiguas del mundo, que inició su actividad en el año 1869.

En ese entonces sólo existían similares en Siria, 1823; India, 1834; Irán, 1935; Siam, 1840 y China Central, 1844 y si bien no tenemos la certeza de que aquellas aún funcionen, la nuestra aún se mantiene con pleno vigor llevando el nombre de uno de sus fundadores y el más señero de todos los misioneros llegados hasta nuestras tierras.

Junto con la obra eduacdora, el Dr. en teología David Trumbull, debió compartir su tiempo con múltiples actividades de orden cívico y religioso y para la atención de la Escuela Popular encontró un eficiente y eficaz apoyo en el entusiasmo inagotable del Reverendo Alexander M. Merwin, en ese entonces ya Pastor de la iglesia protestante de Valparaíso, la primera de Chile y de América del Sur.

Dadas las condiciones socioeconómicas y políticas del país, esta obra se inició bajo muy humildes circunstancias y de ello da testimonio lo expresado por el Rev. Trumbull a la revista de la época "Récord": "Cuando se aqbrió esta escuela, su perspectiva no infundía ningún valor; 3 o 4 niños fueron los primero alumnos. Amigos interesados contribuían libremente a la causa y así una pequeña sala fue arrendada en el Cerro Cordillera. Además recibimos de regalo una mesa, bancos viejos, un estante para libros y con la cooperación de un profesor empezó el trabajo".

Cabe recordar que en esos años la educación (instrucción) estaba exclusivamente en manos de las Escuelas Católicas con un costo prohibitivo para la clase trabajadora y a la que no podían ingresar además los hijos de protestantes o evangélicos, como tampoco niñas, ya que la educación para la mujer estaba vedada.

Desde el primer momento se vio la necesidad de instalar un internado para aquellos niños y niñas que no tenían padre o éstos vivían en lugares muy apartados. Los varones eran más numerosos que las niñas pero poco a poco fue cambiando y en el año 1875 la cuarta parte de los alumnos eran niñas. La asistencia media era de 40 alumnos, número que aumento a 54 el año siguiente teniendo una matrícula de 70.

Ante la pobreza de los alumnos fue necesario crear un fondo de asistencia para poder dar alojamiento y atención a una cada vez más creciente solicitud de matrícula y de internado. Posterioprmente les fueron entregados recursos para un orfanato el que se llamó "Sheltering Home". En 1882 la Habilitación del edificio fue casi totalmente terminada y pudo recibir hasta 25 niños que vivieron con toda comodidad en un hogar donde se vivía y se relacionaban en un sano ambiente cristiano. Como al pasar los años este edificio no daba abasto para la demanda de niños y niñas de escasos recursos y huérfanos, lo vendieron para adquirir una propiedad en lo que en ese entonces era el Cerro Cárcel, donde se construyó uno con dependencias saficientes para recibir a más de 60 niños y niñas.

La Escuela Popular siguió desarrollando una creciente actividad pedagógica y superó el número de alumnos de años anteriores con una progresión creciente de 150, 200, 250 y más alumnos y 5, 7 profesores que cumplían a cabalidad su labor formadora para varones y niñas.

El Rápido aumento de alumnos exigió una vez más un cambio de local y en 1898 la Escuela se cambió a la Avenida Yungay, actual calle Guillermo Rivera, siendo su directora Miss Viola Fulton, edificio que fue dañado por el gran terremoto de 1906, lo que hizo necesario la construcción de nuevas dependencias las que quedaron terminadas en 1910, con los actuales 3 pisos, siendo el tercero dedicado a internado para 30 alumnas, constando además con un patio interior, un amplio y buen subterráneo, posteriormente habilitado como Gimnasio, con abundante luz natural y una hermosa vista al mar y que hoy constituye el lugar donde funciona el moderno y pujante Colegio Presbiteriano "David Trumbull".

En 1915 siendo director Mr. Elmore la asistencia media total alcanzó a los 965 alumnos, número en el que se incluían anexos del Establecimiento que eran atendidos por las iglesias de Valparaíso y Viña del Mar, llegando a sumar en esa época 7 locales habilitados para entregar educación bajo la dependencia del edificio central que tenía una matrícula de 465 alumnos y que hoy, en Calle Guillermo Rivera Nº 440, alberga al 2º Ciclo Básico, Educación Media, Salon de Actos, Sala de Profesores, Oficina de Actividades Paradocentes, Secretaría, Contabilidad, Multicancha, Gimnasio, Patio y Dirección.

En 1923 se construyó el segundo edificio frente a la Escuela, Guillermo Rivera Nº 465, destinado exclusivamente a internado y que es donde hoy funciona la educación Pre Básica, 1º Ciclo Básico, Sala de Profesores, Comedor de Alumnos, Biblioteca, Taller de Computación, Sala de Música, Taller de Violín, Violonchelo, Piano, Flauta, Coro, Sala Multiuso y Sub Dirección.

En la historia quedaron nombres como los de las Mises Viola Fulton, Estella Daniel, Cora Smith, Ethel Jones, Margaret Lawler, Aagot Donnum de Baeza, Guillermina Peralta, Lidia Aracena, Raquel Burgos, Laura Gallardo, Carmela Silva, Solena de Alexander y los Directores y Profesores Mrs. David Trumbull, William Trumbull, Alexander Merwin, Elmore, Victoriano de Castro, Khum, Zamora, Flores y Armando Riquelme Durán. Hoy es dirigido por la profesora Cecilia Covarrubias Urbano. Lógicamente que son muchos los nombres omitidos por falta de espacio y de memoria, pero estas breves pinceladas bastarán para formarse una imagen de lo que ha sido el comienzo de este más que centenario Establecimiento Educacional, que habiendo sido fundado en el siglo 19, continua hoy, siglo 21, cumpliendo inalterable con la hermosa labor educativa que Dios ha sustentado más allá de los aconteceres sociales, económicos y políticos y de perturbaciones naturales como terremotos (3), Temporales y Tormentas.

De nuestra Historia reciente deseamos recordar como profesoras destacadas a las maestras Miss Rosa Osses Ulloa, ya fallecida y Miss Eloisa Santis Serrano, actualmente disfrutando de un merecido retiro por años de servicio.

Damos Gracias a Dios por éste su colegio y porque podemos mirar al pasado y comprender que somos depositarios de una hermosa y valiosa historia y de una promesa de éxito para Dios, nuestras familias, la sociedad y nosotros mismos, sintiéndonos agradecidos por pasar a formar parte de una tradición educativa y cultural que debemos preservar con nuestro trabajo y esfuerzo personal y colectivo.